El objetivo de este artículo no es dar una respuesta técnica para profesionales, sino trasmitir unas pinceladas para los profanos en la materia, propietarios de viviendas, locales o edificios, que no tienen porqué conocer en profundidad como obtiene el resultado de una calificación energética
El resultado del certificado energético se muestra con la caracterización de la vivienda con dos letras: una correspondiente a emisiones de CO2 en kgCO2/m2 año y otra correspondiente a la demanda de energía en kWh/m2 año. La escala de letras va desde la A (más eficiente) hasta la G (menos eficiente)
El resultado del certificado energético se muestra con la caracterización de la vivienda con dos letras: una correspondiente a emisiones de CO2 en kgCO2/m2 año y otra correspondiente a la demanda de energía en kWh/m2 año. La escala de letras va desde la A (más eficiente) hasta la G (menos eficiente)
El certificado energético no mide consumos sino la demanda; esto es, independientemente de lo poco que se ponga la calefacción o se use el agua caliente, incluso si no usa o no se pone en marcha la calefacción o el aire acondicionado o no se usa agua caliente, el certificado va a calcular la necesidad, no el uso real, de agua caliente, calefacción y refrigeración para unas condiciones normales de uso teóricas, puesto que cada inquilino hace uso el uso de las instalaciones como crea conveniente. No se tiene en cuenta el resto de usos (electrodomésticos, iluminación,…) que no estén directamente relacionados con el confort térmico de la vivienda.
Esta demanda dependerá esencialmente de la capacidad de aislamiento de la parte de la construcción de la vivienda, local o edificio que esté en contacto con el exterior (pueden ser las fachadas, el suelo o el techo), teniendo en cuenta ventanas, uniones a los pilares, vigas, etc. Cuanto más parte de la construcción esté en contacto con el exterior más se calentará una vivienda en verano o más se enfriará en invierno, lo que exigirá que la demanda energética sea mayor para mantener la vivienda fresca en verano o calefactada en invierno.
Dependerá también de la orientación de las partes de la construcción que estén en contacto con el exterior y si a estas les da el sol o hay elementos que den sombra. Todos sabemos por experiencia que una vivienda cuya fachada este orientada al sur recibe más sol y por lo tanto estará más caliente en invierno, pero también lo estará en verano. Según la zona climática de la península en la que esté la vivienda interesara una orientación u otra; por ejemplo, en las zonas con veranos calurosos y largos e inviernos cortos y templados, la orientación apropiada es en la que predomina el norte.
La capacidad de aislamiento de las paredes, suelo o techo de una vivienda fundamentalmente viene determinada por la forma y materiales de construcción establecida anteriormente por la Normas Básicas de Edificación y ,actualmente por el Código Técnico de Edificación. En buena lógica, cuanto más moderna sea una edificación mejor calificación obtendrá según la legislación en vigor que se le aplicará al proyectarla. Otro caso aparte es la sorprendente eficiencia de las viviendas de construcción tradicional, pero eso es otra historia que merece un solo artículo para contarla
Esta demanda dependerá esencialmente de la capacidad de aislamiento de la parte de la construcción de la vivienda, local o edificio que esté en contacto con el exterior (pueden ser las fachadas, el suelo o el techo), teniendo en cuenta ventanas, uniones a los pilares, vigas, etc. Cuanto más parte de la construcción esté en contacto con el exterior más se calentará una vivienda en verano o más se enfriará en invierno, lo que exigirá que la demanda energética sea mayor para mantener la vivienda fresca en verano o calefactada en invierno.
Dependerá también de la orientación de las partes de la construcción que estén en contacto con el exterior y si a estas les da el sol o hay elementos que den sombra. Todos sabemos por experiencia que una vivienda cuya fachada este orientada al sur recibe más sol y por lo tanto estará más caliente en invierno, pero también lo estará en verano. Según la zona climática de la península en la que esté la vivienda interesara una orientación u otra; por ejemplo, en las zonas con veranos calurosos y largos e inviernos cortos y templados, la orientación apropiada es en la que predomina el norte.
En cuanto a las emisiones dependerá de la eficiencia de las instalaciones y del combustible que utilicemos para la climatización y para calentar el agua. Por ello, puede verse en muchas de las recomendaciones para la mejora de la eficiencia energética propuestas de utilizar calderas de pellets mejorando la letra que corresponde a las emisiones, puesto que al tratarse de biomasa el balance es nulo (el árbol en su crecimiento utiliza el CO2 que existe en la atmósfera y lo retira de esta, cuando quemamos la madera, el CO2 retirado vuelve a la atmósfera, por ello se dice que su balance es nulo, no aportamos más CO2 a la atmósfera del que ya existía antes de crecer el árbol).
La capacidad de aislamiento de las paredes, suelo o techo de una vivienda fundamentalmente viene determinada por la forma y materiales de construcción establecida anteriormente por la Normas Básicas de Edificación y ,actualmente por el Código Técnico de Edificación. En buena lógica, cuanto más moderna sea una edificación mejor calificación obtendrá según la legislación en vigor que se le aplicará al proyectarla. Otro caso aparte es la sorprendente eficiencia de las viviendas de construcción tradicional, pero eso es otra historia que merece un solo artículo para contarla